Venezuela es un hervidero de pasiones. La conflictividad económica, política y social, con el pasar del tiempo, escala a niveles preocupantes. Este país extraordinariamente rico se llena cada vez de más pobres. La propia Cepal ha identificado el problema que no es desconocido para una población que vive la cotidianidad de la carencia de productos básicos y el sostenido aumento de los precios, alcanzando al cerrar el año 2014 el índice de inflación más alto en el mundo.
La administración de Nicolás Maduro, conjuntamente con la de su predecesor, Hugo Chávez, deben ser uno de los ejemplos más claros –y hasta didácticos- de cómo destruir aceleradamente la economía de un Estado, a cuento de implementar el llamado socialismo del siglo XXI, un modelo híbrido que ha dado paso al surgimiento del neopopulismo en América Latina, con consecuencias dramáticas para la región.
Y es que esa República no sólo presenta dificultades en el ámbito de su economía, sino también en el debilitamiento institucional con consecuencias para un sistema democrático seriamente enfermo.
En ese estado de caos generalizado puede suceder cualquier cosa. Así, Washington, incluso, en una muestra más de su prepotencia, ha declarado a Venezuela como “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior”, en atención a la afectación de los derechos humanos y la presencia de una desbocada corrupción que cual metástasis lo contamina casi todo.
De ahí que mucha gente haya tomado la decisión de abandonar su Patria con el propósito de buscar en otros lares oportunidades y mejores opciones de vida. Lastimosamente, el pensamiento sectario del ‘chavismo’, en algunos casos, ha molido el cerebro a mucha gente, incluso de la “academia”, que hoy, debido a la intolerancia y falta de pluralismo, encuentran en la confrontación su alimento diario. Pobre Venezuela!.
Venezuela es un hervidero de pasiones. La conflictividad económica, política y social, con el pasar del tiempo, escala a niveles preocupantes. Este país extraordinariamente rico se llena cada vez de más pobres. La propia Cepal ha identificado el problema que no es desconocido para una población que vive la cotidianidad de la carencia de productos básicos y el sostenido aumento de los precios, alcanzando al cerrar el año 2014 el índice de inflación más alto en el mundo.
La administración de Nicolás Maduro, conjuntamente con la de su predecesor, Hugo Chávez, deben ser uno de los ejemplos más claros –y hasta didácticos- de cómo destruir aceleradamente la economía de un Estado, a cuento de implementar el llamado socialismo del siglo XXI, un modelo híbrido que ha dado paso al surgimiento del neopopulismo en América Latina, con consecuencias dramáticas para la región.
Y es que esa República no sólo presenta dificultades en el ámbito de su economía, sino también en el debilitamiento institucional con consecuencias para un sistema democrático seriamente enfermo.
En ese estado de caos generalizado puede suceder cualquier cosa. Así, Washington, incluso, en una muestra más de su prepotencia, ha declarado a Venezuela como “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior”, en atención a la afectación de los derechos humanos y la presencia de una desbocada corrupción que cual metástasis lo contamina casi todo.
De ahí que mucha gente haya tomado la decisión de abandonar su Patria con el propósito de buscar en otros lares oportunidades y mejores opciones de vida. Lastimosamente, el pensamiento sectario del ‘chavismo’, en algunos casos, ha molido el cerebro a mucha gente, incluso de la “academia”, que hoy, debido a la intolerancia y falta de pluralismo, encuentran en la confrontación su alimento diario. Pobre Venezuela!.
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