UASB, autonomía y reflexión

Enrique Ayala Mora, reconocido historiador e intelectual ecuatoriano, luego de una acertada gestión administrativa y académica, dejará el Rectorado de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), espacio desde el cual, en estos últimos tiempos, consolidó a una de las instituciones educativas más prestigiosas en el ámbito de la enseñanza e investigación del país y de la subregión, organismo que, por otra parte, responde al espíritu integracionista de la Comunidad Andina. De ahí la importancia que su sucesor tenga la suficiente capacidad, entereza y claridad para dar continuidad a un trabajo que requiere robustecer las grandes fortalezas que muestra la UASB, así como aprovechar adecuadamente las oportunidades que ofrece la sociedad del conocimiento, para superar con éxito sus permanentes retos. Sin duda, se trata de un gran desafío para quien conduzca los destinos de ese centro de enseñanza de alto nivel, para lo cual se requiere, como condición sine qua non, defender su independencia y esencia institucional; pues, de lo contrario, la universidad dejaría de ser universidad para convertirse en un centro más de adiestramiento. De Enrique Ayala, por ejemplo, en una nota de Diario EL COMERCIO se lee “…que ha tenido que superar problemas causados por quienes, desde el Gobierno, ‘han tratado por años de intervenir en la universidad y manipularla’. ‘Hemos resistido todos los intentos de injerencia, manteniendo los principios de autonomía universitaria, calidad académica, integración y servicio al pueblo al que nos debemos’”. Por lo mismo, se entiende la trascendencia que reviste este proceso de renovación de la autoridad en la UASB, la cual, además, envía un potente mensaje a la opinión pública al rescatar la figura de la alternancia como procedimiento que permite ya sea a una institución o al estado en su visión más amplia, prescindir de los ‘iluminados’ e ‘indispensables’ que brotan –con profusión, sobre todo- en la política nacional; y, más bien, refrescar sus cuadros directivos y de administración, aprovechando con ello las capacidades, energía e iniciativa de nuevos hombres y mujeres con el suficiente empuje para transformar positivamente sus propias realidades. Recordemos que la universidad juega un papel determinante en el desarrollo de los pueblos, no solamente al formar técnica y científicamente a su talento humano, sino también al estimular la imaginación, así como el pensamiento crítico y cuestionador en los estudiantes, sembrando con ello la inconformidad en el espíritu del nuevo hombre, el cual, por lo regular, siempre encuentra reparos al establishment. Ciertamente, la universidad si es auténticamente libre y autónoma, no encaja en esa sociedad unidimensional de la que hablaba Marcuse y que, no obstante, tanto interesa a los gobernantes recrear como sutil pero efectiva herramienta para la domesticación social. Entonces, en ese contexto, la autonomía universitaria adquiere un significado mayor ya que permite tomar distancia del poder, lo cual es posible hacerlo si la autoridad, entre otros, el rector, tiene la ‘mayoría de edad’ para tomar decisiones sin antes tener que dirigir la mirada por fuera del Alma Mater. En ese sentido, la candidatura al rectorado del intelectual y agudo investigador lojano, César Montaño Galarza, triunfador en la consulta previa ante los estamentos de esa universidad (al derrotar de manera contundente a Raúl Vallejo, el otro aspirante a Rector y a la vez diplomático del régimen correísta), abriga la firme esperanza que la UASB-Ecuador continúe por la senda de la excelencia académica, la rigurosa investigación y su cada vez más fuerte vinculación con la comunidad. El Consejo Superior de la UASB tiene la palabra…

Comentarios

  1. Gracias Giovanni, muy pertinente hoy!

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

CARNE DE PERRO

No, señor presidente

EL SOLITARIO GEORGE