EL BUEN VECINO


La decisión del gobierno de flexibilizar el ingreso de extranjeros al país ha provocado que su número crezca últimamente de forma importante. Ciertamente, la presencia de colombianos, peruanos, venezolanos y cubanos, por citar algunas nacionalidades, ha despertado una serie de dudas e inquietudes en la opinión pública.

En verdad, si bien la posición oficialista se sustenta en una política de apertura y solidaridad con el resto del mundo en cuanto a respetar el derecho a la movilidad humana, sin embargo no se puede actuar con candidez y hasta con irresponsabilidad dentro de un proceso de globalización unidireccional que únicamente privilegia los movimientos de capital.

Consecuentemente, posiciones cargadas de ingenuidad como las adoptadas por el Ecuador conducen, tarde o temprano, a que los estados receptores de emigrantes, afronten serios problemas, como resultado del aumento de las demandas y necesidades de estos grupos humanos.

Esta afirmación de modo alguno puede entendérsela como xenofóbica. No. Nada de eso. Simplemente se está colocando los puntos sobre las íes en una realidad lacerante, pero que no por eso deja de ser real y objetiva.

Para ejemplificar este hecho, podemos analizar lo que viene sucediendo en la frontera colombo ecuatoriana. En verdad, nuestro país, respetuoso de los tratados internacionales, ha brindado todo el apoyo a la población colombiana que en su calidad de desplazados del horror de la guerra civil, han ingresado al país, en búsqueda de paz y trabajo.

Con iguales expectativas ha llegado gente del Perú, Venezuela y hasta de la lejana Cuba, hermanos latinoamericanos todos que han encontrado en esta tierra la posibilidad de poner en marcha sus proyectos de vida.

Sin embargo, como el ingreso de extranjeros no tiene mayores restricciones, a más de personas emprendedoras y respetuosas de la ley, también llega el lumpen y con él los problemas sociales para el Ecuador.

No olvidemos que los índices de inseguridad ciudadana se han incremento, al igual que las amenazas como el narcotráfico, el secuestro, sicariato, trata de blancas y el crimen organizado, acciones ilícitas en las que también tienen participación grupos delincuenciales provenientes del exterior, creando un clima de zozobra y miedo.

Asimismo, en el ámbito laboral es preocupante el surgimiento de controversias por la contratación de mano de obra foránea barata, más aún cuando existen de por medio ciertos “empresarios” que privilegian el capital económico sobre el humano. El resultado de ello, el desplazamiento de trabajadores nacionales.

Como vemos adoptar la posición del buen vecino está bien, empero no reconocer el entorno mundial que tenemos, implica pecar de inocentes y con ello crear quizá las condiciones para el conflicto y la violencia.

Hay que actuar con sensatez…

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