EL ROSTRO DE LOS DD.HH


El Informe Final de la Comisión de la Verdad debió servir para esclarecer las violaciones a los derechos humanos cometidas en el país especialmente en el régimen liderado por León Febres Cordero (1984-1988), así como investigar, en general, los excesos registrados en los períodos de gobierno posteriores al socialcristiano y, de esa manera, evitar el imperio de la impunidad y el olvido sobre hechos que conmocionaron a la vida nacional.

Lamentablemente, el Ecuador desperdició esa histórica oportunidad en tanto los cuestionamientos que ahora mismo se hacen al trabajo efectuado por la Comisión, incorporan más interrogantes que respuestas, convirtiendo al informe en controversial y cuestionable algunas de sus partes, lo cual le resta fuerza y credibilidad.

En realidad, resulta un dislate y sobre todo injusto, por ejemplo, el señalamiento que se hace a José Bolívar Castillo, cuyo único ‘pecado’ como ex Alcalde –a mi modo de ver- fue liderar con acierto y visión de futuro, un proceso de cambio y transformación radical del Cantón Loja, proyectando a nuestra urbe hacia el progreso y desarrollo, gestión que mereció el reconocimiento a una administración municipal responsable y eficiente. Asimismo, el Chato Castillo a lo mejor tuvo el ‘error’ de exigir desde la frontera sur, con argumentos y voz firme, los derechos que le asisten a nuestra tierra y que permanentemente se encuentran afectados por un centralismo tripolar que lo engulle casi todo.

Curiosamente, estos hechos que debieron servir para reconocer la entereza de uno de los políticos ecuatorianos más representativos, ahora dan pábulo para el accionar de un canibalismo político que es propio de sociedades primitivas y del parroquianismo más atrevido.

En efecto, si se quiere hablar de violación de derechos, habría más bien que evaluar si se están atendiendo o no los DD.HH de segunda y tercera generación, particularmente en cuanto a gozar de un nivel de vida adecuado, así como de un medio ambiente sano.

Esto último es importante tener presente, cuando Loja en estos últimos años se ha deteriorado, verbigracia, el abastecimiento de agua potable aún no se ha resuelto, al igual que el problema de la polución ambiental, el crecimiento urbanístico desordenado, el caos del transporte, la contaminación visual, el ruido, etc.

Hay que actuar con sensatez y mediana lógica.

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