LOJA, OLVIDO SECULAR


La Constitución de Montecristi en su Art. 249, si bien debido al silencio e ineptitud de nuestros representantes ‘revolucionarios’, recortó los beneficios que se hallaban establecidos en la Carta Magna de 1998 para la provincias fronterizas, establece no obstante que “los cantones cuyos territorios se encuentren total o parcialmente dentro de una franja fronteriza de cuarenta kilómetros, recibirán atención preferencial para afianzar una cultura de paz y el desarrollo socioeconómico, mediante políticas integrales que precautelen la soberanía, biodiversidad natural e interculturalidad…”.

Como se advierte, la norma suprema, aunque insisto mermada en su concepto y profundidad, reconoce un hecho que resulta ser inobjetable: el olvido, atraso y marginación de los pueblos fronterizos, como resultado de la desatención de los gobiernos centrales que nunca entendieron el valor geopolítico que tienen estas zonas de influencia para el desarrollo y supervivencia del propio Estado-nación; así como tampoco reconocieron la imperiosa necesidad de compensar a estos espacios vitales que a más de convertirse en centinelas de la Patria, han sufrido los efectos devastadores de las confrontaciones bélicas.

Por ello, precisamente, se prevé brindar una atención preferencial a la franja fronteriza, lo cual implica el establecimiento de prioridades en la entrega de servicios e infraestructura pública a pueblos que registran un menor desarrollo relativo. Empero, en la realidad, la Constitución y las leyes, en algunas de sus partes, no son más simples declaraciones líricas y vacías, carentes de vitalidad y fuerza para su aplicación.

Un claro ejemplo de esto resulta ser el deficiente servicio aéreo que se ofrece a Loja. En efecto, para la transportación aero-comercial se tiene únicamente a dos empresas que cubren, cada una de ellas y en forma separada, las rutas de Quito-Loja Quito y Guayaquil-Loja-Guayaquil.

El resultado de esta suerte de ‘exclusividad’ en el negocio deriva en un mal servicio, no solamente ante la imposibilidad del usuario de obtener con facilidad una disponibilidad de cupo para el viaje, sino también por los elevados costos de las tarifas.

Verbigracia, la Empresa que atiende la ruta Loja-Quito, no sólo que registra una de las tarifas internas más altas, lo cual contrasta con la siempre difícil situación económica de las poblaciones fronterizas, sino que también no presenta mayor alternativa para la elección de tarifas bases o no existen promociones como las que se publicitan en su página web para otras frecuencias, valga decir, Quito-Guayaquil; Guayaquil-Cuenca; Quito-Santa Rosa; Esmeraldas-Cali, etc.

Difícilmente, se podrá estimular la actividad turística en Loja cuando de por medio exista un servicio de transporte aéreo restringido e inexplicablemente oneroso. Es hora de promover la sana competencia, abriendo la posibilidad de que nuevas empresas aero-comerciales nacionales e internacionales surcan los cielos lojanos y con base a esa nueva condición de trabajo, se mejore la atención al cliente, expresada en tarifas accesibles y un adecuado número de frecuencias a disponibilidad del lojano y del turista local y extranjero.

Para ello es importante que nuestras autoridades y representantes, dejando a un lado la visión parroquial que se tiene respecto al progreso y desarrollo, abran la boca y exijan con firmeza los derechos que le asisten a Loja.

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