AUSENCIA DE LIDERAZGO


Loja se merece una mejor suerte. Si, mejor suerte. Lo que le sucede actualmente a nuestra tierra resulta ser indignante y desalentador. Y es que los lojanos hemos sido testigos de la transición de tener una ciudad que estuvo inserta en la dinamia del crecimiento y progreso, lo que a propósito le mereció el respeto a nivel nacional e internacional; a contar hoy con una aldea que no tiene brillo ni energía vital, y que día tras día muestra un rostro más demacrado. Su fotografía actual podríamos asemejarla con la de un barco que va a la deriva.

La ciudad moderna, ecológica y ordenada del siglo XXI de a poco está muriendo, tal cual ocurre con los enfermos terminales. En este caso, el cáncer tiene nombre propio: falta de liderazgo de quienes están obligados a promover y defender el desarrollo armónico y sostenido de esta emblemática zona fronteriza del país.

La voz del sur hace rato que dejó de escuchársela en los estrechos e influyentes círculos de poder y de la propia opinión pública nacional. Loja y sus propuestas oficiales ya no trascienden ni despiertan asombro, por el contrario, ahora forman parte de ese peligroso guarismo que encierra la “media estadística”, con la cual ésta y otras urbes forman parte de la generalidad, del gran montón, cubriéndose de ese repulsivo manto de mediocridad e intrascendencia. Y esta realidad lacera profundamente, más aún cuando por historia y el trabajo fecundo de sus propios hijos, nuestra provincia tiene ganado un merecido reconocimiento que supera las fronteras patrias.

No olvidemos que las grandes transformaciones sociales han sido posibles por el apoyo y participación directa de la gente, así como por la acción de un liderazgo claro que permite dirigir y plasmar en realidad ese cambio profundo y positivo.

Lamentablemente, en nuestro medio es evidente la falta de un liderazgo firme y consistente ya sea porque los representantes simplemente no tienen la calidad de líderes o su acción se halla auto-limitada en su afán de no contrariar al poder o de permanecer en el cómodo y estratégico silencio. En esas condiciones, la suerte está echada…

Ahora mismo, vemos como las autoridades de Loja son incapaces de formar un frente común para defender más allá del lírico discurso los intereses de la provincia, en temas sensibles como la descentralización y la definición de la Región 7, además del drama que significa remediar el daño causado con aquello de las preasignaciones presupuestarias y la limitación de recursos económicos, lo cual no mereció una sola sílaba a nuestros timoratos y ofuscados “constitucionalistas”.

Curiosamente, cuando Loja más requiere de la unión y esfuerzo de sus ciudadanos, aparecen señales de división y odio enfermizos. Por ejemplo, el ataque aleve y cobarde cometido mediante pasquines en contra de José Bolívar Castillo, ex Alcalde de Loja y uno de los líderes políticos nacionales más preclaros, se convierte en la mejor radiografía de que Loja camina al despeñadero.

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