LOS BORREGOS URUGUAYOS


El Presidente de la República ha explicado que para superar los niveles de pobreza existentes en la zona rural del país, hay que elevar, entre otras cosas, el nivel de productividad de los campos, lo cual incluye la introducción de nuevos cultivos y el mejoramiento de semillas y el tipo de ganado existente.

Por eso, en su último enlace sabatino, el Econ. Rafael Correa anunció la importación de 12 mil 600 borregos desde el Uruguay, iniciativa que permitiría, según el gobierno, mejorar la productividad vía comercialización de la carne una vez sacrificado el animal o mediante la venta de su lana luego de ser tusado.

No obstante de las bondades descritas por el Primer Mandatario respecto a esta singular importación de ganado rioplatense, al parecer los borregos uruguayos traen consigo también algunas debilidades, por lo que quizá conviene a los dirigentes de manos limpias y corazones ardientes examinar esta compra con más cuidado.

En primer lugar, resulta injusto degradar y minimizar a los borregos criollos que han enfrentado estoicamente, junto a sus dueños, las inclemencias del páramo y la pobreza. Si no estuviésemos hablando de ovejas, esto podría ser considerado como una afrenta a nuestra identidad. ¡Que cosas!.

Es cierto que los borregos uruguayos, como dice el Presidente, son más grandes y ‘tucos’ y podrían exhibir ojos azules y lana más blanca que los nacionales. Empero, los nuestros también tienen lo suyo. Dueños de una mirada imperturbable y serena, los hace propicios para una sociedad como la ecuatoriana envuelta en conflictos y sobresaltos políticos permanentes.

El borrego ecuatoriano además es bien borrego, en su acepción literal, es decir, sigue ciega y sumisamente a su pastor. Este tipo de corderos abundan. Muchos de ellos corpulentos, alimentados con mote y cascarita, se limitan a cumplir a pies juntillas las instrucciones y órdenes impartidas por su ovejero, sin saber –probablemente- que caminan directo al barranco…

En cambio, el borrego nacido en la tierra del Pepe Mujica, es un borrego difícil de dominar dado su carácter rebelde. Y es que la atmósfera del cono sur tiene algo que hace a sus habitantes y hasta a sus animales por naturaleza inconformes. O si no revisemos la vida del Presidente Mujica y su trayectoria guerrillera en los años sesenta en calidad de tupamaro.

Otro problema que acarrearía esta novedosa importación, es la pulverización de la monogamia como principio rector de una sociedad conservadora. Y es que esta compra de borregos estaría conformada de 12 mil hembras y 600 machos; es decir, cada borrego matemáticamente tendría derecho a un harén de 20 ovejas, con lo cual el libertinaje sexual adquiere patente de corso, al igual que lo exigen los grupos GBT, en donde todo vale: borrego con borrego, borrega con borrega, pavo con gallina, etc.

En fin, la revolución ciudadana debería pensar dos veces antes de importar borregos uruguayos. No perdamos de vista que los nacionales son más funcionales a sus intereses…

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