CARNE DE PERRO


Catrina Tala, Directora del programa “En Contacto” de la Cadena Ecuavisa, a propósito de la polémica generada con relación a un reportaje televisivo en el que se ironizó respecto de la supuesta venta de carne de perro, caballo y burro en el Mercado Central de Loja, mediante carta se dirigió al señor Alcalde del Cantón, para “…expresar nuestras disculpas por el mensaje difundido en la transmisión del pasado miércoles 7 de febrero (…). La intención de Ia producción del programa y del periodista (…), en ningún momento fue ofender o generar daños morales sobre la población de Loja, por el contrario, quiso abordar de una manera coloquial el tema”.

Esta situación, a mi modo de ver, debe ser objeto de análisis, no tanto porque haya existido –lo cual es relativo- una ofensa para Loja, pues, para llegar a esa conclusión depende ciertamente del prisma con el que se mire a ese hecho; pues, si a un payaso se le contrata para una determinada actividad, lo que se espera de él, es que realice payasadas y punto, las cuales además se circunscriben a esa esfera de trabajo. Lo otro, despertar sensibilidades extremas puede conducir a que se pierda el verdadero sentido de las proporciones. Y justamente, esto último, es aquello que debe movernos a la reflexión.

Lo que se observó principalmente en las redes sociales, es un malestar de muchas personas que asumieron el reportaje como un agravio para Loja y sus habitantes, lo cual es legítimo en cuanto a que los ciudadanos se expresen con libertad. Por otra parte, se hizo presente la decisión de algunos agenciosos ediles que no dudaron un minuto en trasladar este “complejísimo” tema al seno del Ayuntamiento. También no faltaron las voces de quienes trataron de encontrar en este impasse un justificativo más para la aprobación de la controversial Ley de Comunicación.

En definitiva, al reportaje de Ecuavisa se le dio una relevancia que va más allá de su real dimensión explicada por un contenido lleno de nimiedades.

Lo que preocupa, más bien, es el sentido de la prioridad y urgencia con que se orienta la protesta ciudadana. En muchas oportunidades hemos insistido en que la voz del sur, desde hace muchos años, apenas si se la escucha.

Nuestra ciudad y provincia permanece silente frente a graves dificultades, lo cual va más allá de que si se come o no en esta parte del Ecuador la carne de perro o como algún buen amigo en Quito los etiquetara –graciosamente- de “terneritos lojanos”. Sépase que existen serios problemas que comprometen el desarrollo de Loja.

Ahí está, por ejemplo, el centralismo tri-polar que ha condenado a las provincias satélites al abandono y marginación seculares. Ahí están la falta de vías de comunicación, las limitaciones en la transportación aérea y las dificultades de conectividad, elementos que condicionan el crecimiento del sector turístico, etc. Toda esta tragedia cubre a Loja lamentablemente de un tufo pueblerino y prueba de ello es quizá el enredarnos en discusiones bizantinas.

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