¿MEDIOS UNIFORMATIVOS?


Una creciente preocupación ha despertado en el país y en la propia comunidad internacional el alcance que tendría la aprobación de la Ley Orgánica de Comunicación, cuya iniciativa oficialista fue presentada por el Legislador Rolando Panchana. En este caso, lo curioso es que un trabajo técnico haya sido elaborado, paradójicamente, por un ‘aficionado’ al periodismo si recurrimos literalmente al Art. 16 de la citada propuesta que especifica al comunicador social profesional.

Esto último nos lleva a desempolvar un viejo dilema: ¿El periodista nace o se hace?. ¿Acaso es posible enseñar periodismo en un salón universitario?. ¿La escuela únicamente proporciona las herramientas necesarias para que el comunicador desarrolle una técnica y estilo periodísticos en forma profesional o, más bien, lo define en su esencia como tal?.

Al parecer las mentes lúcidas de Alianza País (AP) han resuelto esta disyuntiva, ahorrando discusiones bizantinas a la humanidad, como aquella que recogen García Benítez y Cerón Martínez, en el sentido de que para muchos “… desde la trinchera de la práctica es donde se forma al buen comunicador…”, oponiéndose de manera tajante a “que sobre los periodistas pese el ´yugo´ de la normatividad deontológica". Para AP, los periodistas se hacen y punto. Nos preguntamos, ¿qué dirían de todo esto, personajes como Eugenio Espejo y Juan Montalvo?.

Y es que el Art. 30 del Proyecto de Ley determina que “el proceso de la información desde la cobertura de las fuentes hasta la redacción de la noticia debe estar a cargo de profesionales en cualquier rama de la comunicación social”, es decir, exclusivamente por periodistas que tengan bajo el brazo el respectivo cartón.

Pero la desconfianza en la ley de comunicación no gira solamente en torno a distinguir entre oficio y profesionalización del periodista, sino sobre todo en la posibilidad de que este instrumento jurídico en la práctica se convierta en una ley mordaza que limite la libertad de expresión, que a decir de Roberto Gargarella, es el derecho de los derechos, evidenciando de esa manera su importancia capital en la sociedad.

Por eso, ahora es fundamental recordar el pensamiento de izquierda de Adolfo Gilly, quien ya en 1964 decía: “La prensa cubana es una calamidad nacional que causa más daños que el ciclón Flora. Más que un medio informativo, es una barrera defensiva contra la presión de abajo, un medio uniformativo, que se permite discutir sobre crítica de arte o de cine, pero jamás disentir o criticar o proponer alteraciones en tal o cual decisión del gobierno. Esto es una evidente deformación…”.

Entonces, si se quiere robustecer al sistema democrático en el Ecuador, entre otras cosas, hay que asegurar el respeto a la libertad de expresión. La revolución ciudadana se equivoca del centro a la mitad si entiende que esto se logra con la concentración del mayor número de medios públicos posibles y colocar una espada de Damocles sobre el periodismo.

Estas acciones lo que conducen tarde o temprano es a la implantación de medios uniformativos que se rigen por la verdad oficialista, elevada a la categoría de palabra de Dios…

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