Hay que ser justos. Dentro de la actual gestión municipal no sólo destacan aspectos negativos que han incidido ciertamente en el retraso del vecindario y que provocan a diario el descontento popular. Concomitantemente a esta penosa realidad, también existen elementos que permiten identificar lecciones que el pueblo debe justipreciar por lo que, desde esa perspectiva, hay un espacio para la gratitud y el reconocimiento hacia quienes hoy conducen el gobierno local.
En verdad, estos últimos siete años de presencia socialista han hecho valorar –quizá como nunca antes- la importancia del voto al momento de elegir a nuestras autoridades o representantes. Y es que el ejercicio del sufragio en un sistema político maduro no puede ser asumido de forma ligera, por el contrario, constituye un derecho y a la vez responsabilidad que tienen los ciudadanos para pronunciarse frente a las propuestas y trayectoria de los candidatos. El voto, consecuentemente, debe ser una manifestación positiva y no convertirse cándidamente en un instrumento para sellar o validar alianzas donde las odiosidades personales o el parroquialismo más atrevido dejan a un lado la sensatez que a la final terminan condenando a la comunidad a vivir amargas experiencias, propias de una democracia aún incipiente.
Por otra parte, durante este tiempo donde las sombras han opacado el brillo de una ciudad que se merece una mejor suerte, también se aprecia en su dimensión exacta el mérito que tienen las ideas, los proyectos o palabras pronunciadas con oportunidad y fuerza, en procura de defender los intereses de la comunidad frente a un centralismo tri-polar que lo engulle casi todo; pues, el imperturbable y hasta cómodo silencio que hoy se advierte, antes que conseguir favores del poder central, adoptando como estratagema actitudes timoratas o sumisas, han condenado a Loja a su atraso, realidad que no dista mucho de aquellas décadas perdidas que impuso el conflicto armado con el Perú.
Como se observa, se trata de un fallido proyecto socialista que si bien se halla destinado al olvido por intrascendente pero que, paradójicamente, deja profundas enseñanzas y por ello gracias le queremos dar señor gobierno municipal…
Hay que ser justos. Dentro de la actual gestión municipal no sólo destacan aspectos negativos que han incidido ciertamente en el retraso del vecindario y que provocan a diario el descontento popular. Concomitantemente a esta penosa realidad, también existen elementos que permiten identificar lecciones que el pueblo debe justipreciar por lo que, desde esa perspectiva, hay un espacio para la gratitud y el reconocimiento hacia quienes hoy conducen el gobierno local.
En verdad, estos últimos siete años de presencia socialista han hecho valorar –quizá como nunca antes- la importancia del voto al momento de elegir a nuestras autoridades o representantes. Y es que el ejercicio del sufragio en un sistema político maduro no puede ser asumido de forma ligera, por el contrario, constituye un derecho y a la vez responsabilidad que tienen los ciudadanos para pronunciarse frente a las propuestas y trayectoria de los candidatos. El voto, consecuentemente, debe ser una manifestación positiva y no convertirse cándidamente en un instrumento para sellar o validar alianzas donde las odiosidades personales o el parroquialismo más atrevido dejan a un lado la sensatez que a la final terminan condenando a la comunidad a vivir amargas experiencias, propias de una democracia aún incipiente.
Por otra parte, durante este tiempo donde las sombras han opacado el brillo de una ciudad que se merece una mejor suerte, también se aprecia en su dimensión exacta el mérito que tienen las ideas, los proyectos o palabras pronunciadas con oportunidad y fuerza, en procura de defender los intereses de la comunidad frente a un centralismo tri-polar que lo engulle casi todo; pues, el imperturbable y hasta cómodo silencio que hoy se advierte, antes que conseguir favores del poder central, adoptando como estratagema actitudes timoratas o sumisas, han condenado a Loja a su atraso, realidad que no dista mucho de aquellas décadas perdidas que impuso el conflicto armado con el Perú.
Como se observa, se trata de un fallido proyecto socialista que si bien se halla destinado al olvido por intrascendente pero que, paradójicamente, deja profundas enseñanzas y por ello gracias le queremos dar señor gobierno municipal…
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