LA CONQUISTA DE LIMA

La historia recoge que el 15 de enero de 1881, en el Distrito de Miraflores de la ciudad de Lima, los peruanos ofrecieron una dura resistencia al avance de las fuerzas chilenas las que, no obstante, luego ocuparían la capital de ese país, en el marco de la Guerra del Pacífico. De esos hechos, hoy queda el llamado Parque del Reducto, área verde declarada monumento nacional y un obligado lugar de recorrido para quienes visitan esta bella metrópoli sudamericana. Esta referencia es importante tener presente ya que ahora, las ciudades –a diferencia de lo que ocurría en el pasado- ya no se conquistan a través de las armas o la violencia. No. Ahora existen otras formas de acceder a esos lugares y uno de ellos es el deporte. Así, el pasado 20 de mayo de 2012, Lima fue conquistada por algo más de 10,000 atletas nacionales y extranjeros y, entre ellos, la delegación ecuatoriana cuyo número estuvo entre la más numerosa de la cuota foránea, en la que me cupo el honor junto a mi hermano Roberto de integrarla. Se trató de la ocupación de Lima, a través del recorrido de 42 Km que incluyó a los distritos de San Borja, San Isidro, Magdalena, Miraflores y Surquillo, con un trazado bastante exigente que puso al límite la resistencia de los atletas que intervinieron además en distancias de 10 Km y media maratón. A esta toma simbólica se Lima, se sumaron miles de ciudadanos que a lo largo de las calles y avenidas respaldaron a los maratonianos en su propósito de vencer la famosa distancia de las 26,2 millas. Hemos de coincidir que el deporte es una de las actividades que más une a los Estados y despierta sentimientos de solidaridad que no es común observar en un mundo donde el individualismo desgraciadamente se impone a cada instante. Así, en los diferentes tramos de la prueba, la voz de aliento estuvo dirigida a los deportistas. Cabe indicar que, particularmente los ecuatorianos recibimos mucho apoyo no solamente del ciudadano común sino de la propia fuerza pública, esto es policía y ejército, quienes ante la bandera tricolor levantaban su mano en señal de buena voluntad, acompañado de la expresión: “vamos Ecuador, que si se puede…”. Sin duda, la gran mayoría de peruanos, como todo latinoamericano en general, se trata de personas buenas y positivas, a veces confrontadas y dividas por conflictos políticos y/o territoriales, que hace que en las fronteras se erijan muros que separan a poblaciones hermanas, herederas de una misma historia y cultura. Pero es el deporte, precisamente, el encargado de derribar esos obstáculos y de aproximar a las comunidades, trayendo consigo un mensaje de paz y amistad entre los pueblos, cuyos gobiernos deberían promover la conformación de esa gran nación de naciones americana que soñó Simón Bolívar. Así, al final del maratón, y en las inmediaciones del Cuartel General del Ejército (Pentagonito), los corredores peruanos, ecuatorianos, colombianos, argentinos, venezolanos, etc., si bien exhaustos pero con una amplia sonrisa, nos confundimos en un fuerte abrazo que hizo de repente resurgir el sueño del Libertador.

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