EL REENCUENTRO ESPERADO


Resulta satisfactorio observar el curso positivo que siguen los diálogos liderados por Fánder Falconí y Jaime Bermúdez, Ministros de Relaciones Exteriores de Ecuador y Colombia, respectivamente, con el propósito de restablecer, en el menor tiempo posible, las relaciones diplomáticas entre estas dos hermanas repúblicas, cuyas diferencias y desencuentros se acentuaron a partir del bombardeo en Angostura por parte del ejército colombiano, el 1 de marzo de 2008, y que concluyera con la muerte de alias Raúl Reyes, una de las principales figuras del Secretariado de las FARC-EP.

Efectivamente, una muestra concreta del avance alcanzado, se evidenció en los acuerdos aprobados en la última reunión realizada en la ciudad de Cotacachi (Imbabura), este 3 de noviembre, con la participación de los señores Cancilleres de Ecuador y Colombia y del Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza y la representante del Centro Carter, Jennifer MacCoy.

Así, por lo pronto, se retoman los mecanismos de seguridad establecidos en la Comisión Binacional de Frontera, COMBIFRON, los que guardan relación con las actividades de coordinación en materia militar y policial a lo largo de la línea fronteriza. Adicionalmente, se acordó que hasta el 15 de noviembre cada país designará a sus encargados de negocios, como un paso previo en la práctica al restablecimiento total de las relaciones diplomáticas que debería concluir con el nombramiento de los señores Embajadores, reconociendo con ello el máximo nivel y categoría que se otorga a las Misiones Diplomáticas en respuesta al nivel de confianza, cooperación y amistad que une a los estados.

Ciertamente, en pleno siglo XXI lo que cabe es el diálogo y la mediación como mecanismos válidos para resolver pacífica y amigablemente las controversias dentro de la comunidad internacional.

Sin duda, que la acción desleal del gobierno de Álvaro Uribe, lesionó nuestra soberanía al incursionar con sus soldados en el suelo patrio, so pretexto de aplicar a pies juntillas la llamada doctrina de la guerra preventiva, es decir, esa corriente de carácter militarista y expansionista, impulsada de manera demencial por parte del ex Presidente norteamericano George W. Bush.

Sin embargo, más allá del desacierto y arbitrariedad cometida por el régimen uribista, así como de las diferencias ideológicas que separan de manera irreconciliable a los gobernantes de los dos países, los lazos históricos y de sangre que unen a los pueblos colombo – ecuatoriano, demandan de sus autoridades la normalización de las relaciones diplomáticas.

No es admisible que dos hermanos se hallen enfrentados en luchas fratricidas. Los distanciamientos deben terminar y prevalecer más bien el respeto y la ayuda mutua. Así queremos ver a nuestros países, Ecuador y Colombia, férreamente unidos en un gran abrazo bolivariano, juntos construyendo un futuro mejor…

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