EL ROSTRO DE LA MODERNIDAD


Tan pronto el viajero arriba a Chicago, la ciudad del viento (Windy City) le muestra el rostro de la modernidad, ese sello que le es propio y distintivo a las economías del primer mundo, más aún cuando esta área metropolitana encierra a uno de los mayores centros financieros e industriales de la hiper-potencia.

En efecto, referirse al Estado de Illinois y, particularmente a Chicago, implica valorar su enorme diversidad cultural, donde destacan sus museos, institutos de arte, arquitectura, música y las reconocidas instituciones educativas. Asimismo, “Windy City” se ha convertido en uno de los principales centros de negocios y destinos para el turismo. Y es que vale destacar su eficiente sistema de transportación pública y aeroportuaria, el cual funciona con la precisión de un reloj suizo. Asimismo, se cuenta con una infraestructura vial de primera, además de un completo y variado servicio de hoteles y restaurantes, propios de los lugares con un alto desarrollo económico.

Con este entorno favorable y la belleza natural que le es característica a la tierra de Abraham Lincoln, entre ellas el imponente Lago Michigan, están creadas las condiciones para convertir a Chicago, como en efecto sucede en la práctica, en un poderoso polo de desarrollo de los EE.UU.

Esta referencia, resulta oportuna mencionarla cuando trasladamos la mirada a nuestra entrañable tierra, la cual es dueña de muchas potencialidades naturales y, principalmente, de un recurso humano caracterizado por gente sencilla, buena y hospitalaria. Además, las prácticas culturales históricamente han estado ligadas a la vida cotidiana de los lojanos, lo cual ha distinguido al “último rincón del mundo”.

Lamentablemente, una errática conducción de la cosa pública no ha podido siquiera mantener a Loja en el sendero del progreso; más bien, en estos últimos años es notorio el retraso y aislamiento del contexto nacional de una ciudad que merece una mejor suerte.

Y es que hay que decirlo, los importantes y visionarios avances incorporados en su momento por José Bolívar Castillo, en calidad de Alcalde, y que merecieron el reconocimiento nacional e internacional de Loja como una ciudad que caminaba con paso firme al encuentro del siglo XXI, hoy apenas nos queda como muestra una descolorida fotografía.

Por lo mismo, es hora de rectificar y enmendar errores ¿no lo creen?...

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