LOJA, LUCES Y SOMBRAS


La historia refiere que el 18 de noviembre de 1820, hace ya 190 años, el pueblo de Loja encabezado, entre otros, por Ramón Pinto, Nicolás García, José Gabriel Peña, Manuel Zambrano y José Picoita, decidió romper con el cordón umbilical que lo ataba a España, manifestación separatista que engrosó la corriente libertaria iniciada en Guayaquil con la revolución de octubre y que encontraría eco en otras ciudades, la cual culminaría en la épica Batalla del Pichincha, capítulo lleno de heroicidad que marcó el fin del dominio realista.

En verdad, es conocido que Loja pese a sus limitaciones aportó con un significativo número de hombres, además de contribuciones económicas y materiales a favor de la causa independentista, acción reconocida y valorada por el General Sucre y el propio Simón Bolívar, conforme lo corroboran los documentos de esa época.

Ciertamente, desde un inicio, el pueblo lojano se caracterizó por su templanza, generosidad y sobre todo compromiso con los grandes objetivos del país, en particular el impulsar la construcción de un auténtico Estado soberano, plural y democrático, propósito en el que por cierto no desmaya hasta nuestros días, no obstante el olvido y marginación secular de que ha sido víctima por parte del poder central. Empero, y pese a ese escenario de exclusiones absurdas, no hay como desconocer su participación e incidencia determinantes en el crecimiento y desarrollo nacional, así como en el fomento de la cultura, artes, periodismo, etc.

Lamentablemente, la vigencia de un centralismo tri-polar que lo engulle casi todo, así como los conflictos armados entre Ecuador y Perú, marcaron una época de postergación para la región sur y especialmente para Loja, la cual muy poco se ha beneficiado de la llamada etapa post-bélica. Verbigracia, esta provincia hoy observa de lejos los vuelos transfronterizos: Santa Rosa-Piura- Santa Rosa y Chiclayo- Cuenca-Chiclayo.

Adicionalmente, y esto preocupa, la voz de Loja en estos últimos años cada vez se la escucha menos allende sus fronteras. Hace no mucho, ‘el último rincón del mundo’ como la bautizara a su tierra Benjamín Carrión, ejercía presencia nacional, generando proyectos, socializando ideas, en definitiva enriqueciendo el debate, lo cual le mereció varios reconocimientos a esta urbe como ciudad ecológica, saludable y turística. Eran aquellos tiempos del ‘Chato’ Castillo.

Ahora, lamentablemente, las autoridades de los gobiernos seccionales y sus representantes, con honrosas excepciones, muestran una actitud timorata, conformista con el destino de Loja. A diferencia del pasado, se actúa bajo cálculos políticos y al parecer con la consigna de no incomodar al poder supremo. De ahí que sus miradas se hallen atornilladas al piso.

Por lo mismo, es importante que esta fiesta de independencia, más allá de la cansina sesión protocolaria de Cabildo, sirva para recordar a nuestros próceres y tener presente que el lojano cuando nace lo hace mirando con la cara al sol…

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