LA LECCIÓN CHILENA


Debieron transcurrir más de dos meses para que los 33 trabajadores chilenos atrapados en las entrañas de la mina de San José (Copiapó), pudieran ser rescatados y con ello devolver con vida a estos valientes obreros a sus familias, considerados por unos como héroes, por otros como supervivientes de una tragedia y por unos terceros como víctimas de “negligencias públicas y privadas”, en tanto las precarias condiciones laborales en que se desenvolvían.

Sin duda, la operación de liberación de esta treintena de mineros se convirtió en todo un suceso mediático, cubierto con amplitud por las principales cadenas televisivas del mundo, en las que minuto a minuto se relataban las acciones que permitieron la extracción de los cuerpos mediante la utilización de una cápsula bautizada con el nombre de Fénix 2.

Pero más allá de que esta tragedia tuviera un final feliz, quedan importantes lecciones que deben ser aprovechadas por una sociedad cada vez más confundida y convulsionada que ha terminado por convertir al hombre en el lobo del hombre.

En verdad, el éxito de la operación en Chile se debe principalmente a la decisión de todos los actores involucrados en este tema, comenzando por el gobierno, por actuar en forma coordinada y apuntando a un mismo objetivo: El rescate de los mineros, lo cual obligó a dejar aún lado aquellas pretensiones de politiqueros de tratar de valerse del dolor ajeno para ganar notoriedad y espacio político, más se consideraba todavía la nutrida presencia de los medios de comunicación social en las inmediaciones de la zona del desastre.

Asimismo, resultó fundamental, las redes de apoyo y solidaridad que se tejieron entre los propios mineros, a pesar de estar enterrados vivos a más de 700 metros de profundidad. En esos momentos de angustia y terror, pudo más el deseo de apoyarse mutuamente que las acciones individuales que pudieran motivar la activación del natural principio de supervivencia.

Además, quedó en evidencia que ningún país por mediana o altamente desarrollado que fuere está en condiciones de enfrentar o resolverlo todo o de asumir la condición de nación autárquica. Por el contrario, siempre hay la posibilidad de recurrir a la asistencia o ayuda internacional. En este caso, las autoridades chilenas no dudaron un segundo en solicitar el apoyo científico y tecnológico de economías industrializadas y aumentar con ello las posibilidades reales de rescate efectivo de los mineros.

En esta ocasión, quedó claro que la solidaridad, la ayuda incondicional y el coraje, vencieron a la adversidad y dieron una nueva oportunidad de vida a 33 chilenos que por 69 días fueron engullidos por la madre tierra…

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